OMI COMO TECNICA DE PREVENCIÓN

Recomendado en niños en fase de erupción temprana con defectos de angulación y/o rotación, para evitarles los daños generados por el rechinado sobre bordes que no están bien alineados.

En similitud con el concepto de desgaste diferencial protésico que es aquel que produce la cerámica de las prótesis dentales fijas sobre el esmalte y dentina de los dientes antagonistas. Con fuerte desgaste de este último. Transferimos la idea a los problemas de oclusión y ortodoncia, denominamos desgaste diferencial maloclusivo al mal bruxado de bordes incisales que se genera en las maloclusiones en la fase de dentición mixta. Cuando estando ausente los caninos y en pleno recambio, los dientes definitivos entran en oclusión en posiciones alteradas en su angulación, rotación, etc. Ello acarrea severos desgastes en unos y nulos en otros, cuando no, severo desgaste en uno de los ángulos e integridad de los mamelones de desarrollo en el otro extremo del diente malangulado o rotado.

Esto que hemos denominado, no sin cierta licencia, “desgaste diferencial maloclusivo” se produce en breves meses, por el natural rechinar de los niños, iguala bordes incisales dando un borde incisal individual aplanado con respecto al plano oclusal, (lo que a labio caído, puede parecer bello o al menos normal) es el responsable de tales grados de desgastes y alteraciones de la arquitectura gingival compensante que ninguna ortodoncia ulterior, a realizar a los 12-14 años en fase de ortodoncia fija, logrará belleza extrema dental trabajando con dientes tan dañados en su talla individual. Arrastra el caso severos defectos de forma a los que ninguna solución en sencilla ni fácil o bien aceptar cubrir con el labio las mediocridades o afrontar el problema mediante la combinación de la ortodoncia con todo un conjunto de diseño digital de la sonrisa donde las restauraciones, las gingivectomías, injertos y ameloplastias sustractivas, vienen a remedar la nefasta estética de cada diente en particular y del conjunto en general.

Aprovecho la ocasión, abusando de la licencia creativa comentada, para incluir otro concepto parecido pero no menos llamativo y grave. Es el del desgaste diferencial ortodóncico, que es aquel que se produce, también, por desgracia, en breves meses, sobre aquellos dientes a los que se les cementan los brackets mal angulados, lo que le somete a extrusión diferencial de uno de sus ángulos que terminan bruxados y ocultando el problema a expensas de alterar la belleza de la sonrisa más allá del borde oclusal.

Cuando no se realiza el desgaste diferencial iatrogénico mediante el “perfilado de bordes” tarea en la que se afanan los grandes de la ortodoncia cuando su nefasta calidad de cementado y de control radicular con los Brackets-0,22/Arcos-0,19 incluye una cita de “embellecimiento por tallado  de bordes incisales” nefasta y mediocre técnica. Pero este es otro tema ajeno a lo que nos ocupa.

Lo cierto, es que añoramos trabajar con dientes bellos, con bruxados suaves de su borde incisal en armonía con su forma, donde la rápida desaparición de los mamelones embrionarios (o flor de lis) se realiza al acabar la erupción activa, dando la forma final de un diente adulto y bello. Sólo con estos dientes se encuentra cómodo el ortodoncista realizando cementado perfectos para lograr sonrisas perfectas.

De ahí, la conveniencia de interceptar en la fase de erupción activa o no más empiece la pasiva de forma que ofrezcamos a la molienda natural las partes correctas de los bordes incisales.

También es recomendado si los niños presentan torques vestibulares excesivos en algún diente, lo que le somete a riesgo de fracturas por traumas. No es de indicación si el problema de exceso de torque es global en los cuatro dientes anterosuperiores, para ellos mejor un arco con bucles de cierre con tracción desde los molares.

En cambio, es de gran utilidad en aquellos pacientes que presenten alteraciones individuales de angulación o rotación y que portan aparatología removible ortopédica como placas de expansión, EPR, placas de Sanders, etc. Ya que la presencia de los tubitos y su arco no interfiere con los elementos removibles de los aparatos. Incluso el arco vestibular puede coexistir con los tubos, lo que no se puede decir del sistema convencional basado en brackets.

También puede usarse si se observa que un diente comienza a sufrir recesión gingival por estar demasiado ectópico. Pero precisará trabajar con doble arco desde el principio o en fases muy tempranas al objeto de darle el torque preciso.

Este protocolo de actuación temprana tiene algunas limitaciones y objeciones:

EVITAREMOS INCLUIR EN EL CONJUNTO DE DIENTES TRATADOS AL INCISIVO LATERAL SUPERIOR SI EL CANINO CONTIGUO ESTA SIN ERUPCIONAR, MUY ALTO Y CON COMPROMISO A NIVEL DE LA RAIZ DEL LATERAL. (ETAPA DEL PATITO FEO DE BROADBENT, 1941) pues resolver la posición del lateral conlleva mucho riesgo de bloqueo de erupción del canino, cuando no reabsorción de la raíz del lateral por el quiste eruptivo del canino. Se realizarán controles radiológicos de evolución de la erupción del canino y sólo se incluirá el lateral en la mecánica de alineado cuando la corona del canino esté posicionada a la altura del tercio medio de la raíz del lateral o más erupcionado aún. Esta observación es absoluta. No admite duda. El tratamiento de indicación en los conflictos de caninos altos es la EPR y la distalización molar y dejar en paz al incisivo lateral que por mala carambola muestra su corona vestibulizada y distalada (Síndrome del patito feo como se muestra en el caso adjunto) por empuje de la corona del canino.

Otra objeción, pero esta cuestionable, es en los casos de inmadurez radicular de los dientes a tratar. Pues se puede aducir que interferir el desarrollo de dientes inmaduros con fuerzas ortodóncicas puede generar defectos de desarrollo radicular, dislaceraciones, etc.

Por ello, es prudente realizar un control radiológico previo a colocar OMI en dientes de forma temprana y valorar el costo/beneficio de la práctica.

Porque puede ser que sea preferible correr el riesgo de generar una dislaceración radicular que esperar sometiendo al diente al riesgo de un severo bruxado incisal anómalo por severa mal angulación cuando no una avulsión o fractura dentaria con daño pulpar en diente inmaduro de los dientes con fuerte componente de torque vestibular. (En el caso que se adjunta, foto 2. Hubo de restaurarse un borde por fractura accidental en el breve plazo de la cita de documentación a la cita de comienzo.

Habrá que valorar e individualizar cada caso. Pero, lo que tenemos claro, es que nuestra intervención con tubos es de escasas semanas, guiando la erupción más que de muchos meses como ocurre con brackets.

Lo olvidemos que el control del minitubo y el arco de 0,014 es de tan íntima relación que no existen microlibertades que obliguen a secuenciar los arcos. Existe libertad de fuga del arco perfecta ya que no hay ligaduras. Pero no hay microlibertad descontroladora de angulaciones, rotaciones que es la grave y no resuelta rémora que nos entregó Angle con su sistema centenario.

El protocolo para el uso en niños puede ser:

  • Usaremos tubos finos y largos.
  • Sólo en dientes problemas y sus contiguos como anclaje.
  • Arco de Nitinol de 0,014 no térmico.
  • Evitar que los extremos del arco sobresalgan y pinchen, pues los niños se arrancarán el dispositivo a la menor molestia.
  • Atender de urgencia toda molestia, fuga del arco o descementado parcial, pues es crucial evitar recidiva y actuar una sola vez. Los movimeintos en los dientes de erupción se producen en días. La recidiva se produce en horas.
  • Revisiones semanales, retirada pronta.
  • Ferulizar permanente con dobles trenzados por lingual, sólo los dientes tratados y sus contiguos.